
Otro día primaveral en La Feliz, y salimos a caminar por la costanera. La gente se agolpaba mirando al mar: una ballena franca jugaba a pocos metros de la playa. Asomaba su trompa y sus aletas en el mar verde, entre las olas.
En el puerto, los lobos marinos aprovechaban la tranquilidad y se asoleaban en los muelles. Se peleaban, se rascaban, se rendían ante el sol.
Volvimos caminando y eran dos ballenas jugando, una enorme y otra más pequeña. que sacaban las aletas en sintonía y resoplaban de tal manera que se escuchaba desde la costa.
Lindo día, lindo festival de bichos!
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